domingo, 19 de abril de 2009

Arena en los pies

Siempre lo he dicho y siempre lo diré: para mí, no hay lugar como la playa. Nada como estar parada frente al mar. No importa si es un día soleado o uno muy frío, el olor del mar me lleva siempre al mismo lugar.
Y en todo este tiempo libre no había tenido la oportunidad de ir a la playa. De hecho, hace rato que no iba por cuestiones monetarias (¡maldita gasolina!)... y es que parte de mi experiencia es la carretera hacia mi playa, mi lugar -- disfruto demasiado ir en el coche con los cristales abajo, el pelo suelto y la música a todo lo que da.
Ayer, pues, llegué a ella acompañada de las personas más bonitas en un día tanto genial como triste. Malena regresó (y de alguna forma logramos ponernos de acuerdo para irnos a la playa); estábamos todas las posibles ahí celebrando el regreso de la dibujante.

Sentíame muy triste porque se alejaba viajando en ADO una razón muy importante por la cual ya no es necesario buscarle sentido a nada que no sea ser feliz.

Fue un día rarísimo y obviamente todas las cosas que podían salir mal se apegaron a lo que dice Murphy y bueno... nimodo. Lo bueno es que al fin y al cabo, todo cae en su lugar. Y ya lo dicen Kevin Johansen y Radiohead.

Algunas cosas que no debo olvidar son: bloggear en contra de el efecto Kundera, aprender a cocinar ese arrocito rojo maravilloso y Eternal Sunshine of the Spotless Mind.

1 comentario:

  1. There´s no place like Home.
    (choca sus tacones 3 veces y pierde el resto de su hombría)

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