viernes, 28 de diciembre de 2012

2012 en tweets ajenos

Este es uno de esos momentos en los que mis palabras están atoradas, no sé si en mi cabeza o en la punta de la lengua, pero me resulta imposible comunicarme. Así que en un esfuerzo por no perder el espíritu de mirar hacia atrás y recordar este extraño, extrañísimo, y entrañable año que está a punto de terminar,
seleccioné los mejores tweets de otras personas que creo resumen bastante bien (cómo me he sentido respecto a la vida) los últimos 365 días:


  1. Can we just skip the relationship and go straight to permanent mental scars and I'll give you two hoodies. @Breadery
  2. Vague likely fleeting sense of well-being. @aarongell
  3.  I'm an atheist because....I thought about it. @rickygervais
  4. I’m not magic but I can make people disappear when I close my eyes or pretend they’re dead to me. @TrueTorontoGirl
  5. El problema es que creen que romper un vidrio es violencia, pero mantener a 55 millones de personas bajo la línea de pobreza no lo es./Nadie entiende que la imposición de la miseria TAMBIÉN ES VIOLENCIA. @doctormarmota
  6. my only flaw is i talk literally constantly and also say terrible things @rare_basement
  7. ¿Saben qué es peor que la sífilis? La gente que trata de llamar la atención por todos los medios posibles. @doruku
  8. I had never known that somebody drinking a coke could be a beautiful poem. @Kool_Aid_Wino
  9. Cada quien se hace su infiernito, así que lo mejor es hacerse uno bonito. @nadiamente
  10. Amo a las viejitas que por todo pelean, porque dicen sin pena lo que todos estamos pensando. Creo que estoy viendo a  en la vejez.@yazzq
...y así. 

martes, 20 de noviembre de 2012

Fiona's letter

It's 6pm on Friday,and I'm writing to a few thousand friends I have not met yet.
I am writing to ask them to change our plans and meet a little while later.
Here's the thing.
I have a dog Janet, and she's been ill for almost two years now, as a tumor has been idling in her chest, growing ever so slowly. She's almost 14 years old now.I got her when she was 4 months old. I was 21 then ,an adult offi
cially - and she was my child.
She is a pitbull, and was found in Echo Park, with a rope around her neck, and bites all over her ears and face.
She was the one the dogfighters use to puff up the confidence of the contenders.
She's almost 14 and I've never seen her start a fight ,or bite, or even growl, so I can understand why they chose her for that awful role. She's a pacifist.
Janet has been the most consistent relationship of my adult life, and that is just a fact.
We've lived in numerous houses, and jumped a few make shift families, but it's always really been the two of us.
She slept in bed with me, her head on the pillow, and she accepted my hysterical, tearful face into her chest, with her paws around me, every time I was heartbroken, or spirit-broken, or just lost, and as years went by, she let me take the role of her child, as I fell asleep, with her chin resting above my head.
She was under the piano when I wrote songs, barked any time I tried to record anything, and she was in the studio with me all the time we recorded the last album.
The last time I came back from tour, she was spry as ever, and she's used to me being gone for a few weeks every 6 or 7 years.
She has Addison's Disease, which makes it dangerous for her to travel since she needs regular injections of Cortisol, because she reacts to stress and to excitement without the physiological tools which keep most of us from literally panicking to death.
Despite all of this, she’s effortlessly joyful and playful, and only stopped acting like a puppy about 3 years ago.
She's my best friend and my mother and my daughter, my benefactor, and she's the one who taught me what love is.
I can't come to South America. Not now.
When I got back from the last leg of the US tour, there was a big, big difference.
She doesn't even want to go for walks anymore.
I know that she's not sad about aging or dying. Animals have a survival instinct, but a sense of mortality and vanity, they do not. That’s why they are so much more present than people.
But I know that she is coming close to point where she will stop being a dog, and instead, be part of everything. She’ll be in the wind, and in the soil, and the snow, and in me, wherever I go.
I just can't leave her now, please understand.
If I go away again, I’m afraid she'll die and I won't have the honor of singing her to sleep, of escorting her out.
Sometimes it takes me 20 minutes to pick which socks to wear to bed.
But this decision is instant.
These are the choices we make, which define us.
I will not be the woman who puts her career ahead of love and friendship.
I am the woman who stays home and bakes Tilapia for my dearest, oldest friend.
And helps her be comfortable, and comforted, and safe, and important.
Many of us these days, we dread the death of a loved one. It is the ugly truth of Life, that keeps us feeling terrified and alone.
I wish we could also appreciate the time that lies right beside the end of time.
I know that I will feel the most overwhelming knowledge of her, and of her life and of my love for her, in the last moments.
I need to do my damnedest to be there for that.
Because it will be the most beautiful, the most intense, the most enriching experience of life I've ever known.
When she dies.
So I am staying home, and I am listening to her snore and wheeze, and reveling in the swampiest, most awful breath that ever emanated from an angel.

And I am asking for your blessing.

I'll be seeing you.
Love, Fiona

miércoles, 31 de octubre de 2012

Halloweenie Playlist

Estoy orgullosa de esta playlist y por eso se las comparto. Happy Halloween, everybody:


  1. Walking with a ghost / Tegan & Sara
  2. Werewolves of London / Warren Zevon
  3. ¿A dónde van los muertos? / Kinky 
  4. Psycho Killers / Talking Heads
  5. Human Fly / The Cramps
  6. Ouija board, Ouija board / Morrissey
  7. I put a spell on you / Nina Simone
  8. Black magic woman / Santana 
  9. Time of the season / The Zombies
  10. Scary Monsters (and super creeps) / David Bowie
  11. No more Mr. Nice Guy / Alice Cooper
  12. Killer Queen / Queen
  13. Annie-Dog / Smashing Pumpkins
  14. (Ghost) Riders in the sky / Johnny Cash
  15. Halloween / Sonic Youth

miércoles, 26 de septiembre de 2012

El amor está en las pequeñas cosas


Podría sentarme a decirles cómo me siento acerca del día de San Valentín, pero la verdad es que para mí es como cualquier otro día del año desde que dejé de recibir corazones de papel y paletas de cereza en el colegio.
Como cualquier otro día, no necesito una excusa para acercarme a un amigo y decirle lo mucho que lo quiero. Cuando puedo, les mando una señal de humo a mis amigas para que sepan que siguen aquí; que aunque vivamos lejos están cerca de mi corazón y no hay momento en que no las extrañe.
Con mi pareja es lo mismo. El amor no está en ver quién gasta más dinero en el regalo de quién, ni en recibir el arreglo de flores más elaborado. El amor está en las pequeñas cosas. El amor está en cocinar juntos una cena para dos; en consolarse cuando el corte de cabello que te hicieron en la peluquería te quedó terrible.
El amor está en apoyar al otro y recordarle que, sin importar qué tan difíciles se pongan las cosas, todos los obstáculos se pueden vencer. Sonará muy al estilo de Paulo Coehlo todo esto, pero lo digo porque lo creo firmemente. El amor está en el abrazo que recibes cuando llegas a casa vencida por el trabajo, en el vaso de agua fresca que te sirven cuando te sientes cansada y enferma. El amor está en ese masaje de pies después de una larga semana.
Creo que el amor es tan perfecto en sí que no necesita luces de neón ni acrobacias de ningún tipo para hacerlo más interesante. El amor es la voz reconfortante de tu madre cuando todo está saliendo mal; es tu padre caminando al altar para entregarte a tu futuro esposo, es tu hermano diciéndote que nadie más te va a romper el corazón.
Así es como lo veo: podría pasarme el tiempo pensando en todos los clichés, enfadarme cuando veo a parejitas demostrando su amor en público con besos largos e incómodos en el transporte público, y torturándome con una lista de canciones hechas especialmente para sobrevivir al día de los Enamorados. O bien, puedo aceptar que solo es cuestión de hacer una llamada o enviar un correo para dar, y recibir, el cariño que ya está ahí.
(febrero 2012)

martes, 28 de agosto de 2012

If Buddha were a sandwich...

Es fácil y difícil venir aquí, a este espacio en blanco, porque a pesar de que tengo total y absoluta libertad para decirlo todo, simplemente no puedo. Y de eso se trata el capítulo del día de hoy. La capacidad de hacer las cosas, para mí, es aún más debilitante que no poder hacerlas. Bien lo dice Linus, "There's no heavier burden than a great potential". Y no hablo exclusivamente de poder hacer cosas bien o sobresalir en algo. Yo sé muy bien que si mi vida dependiera de mis habilidades culinarias, ni siquiera haría el intento de agarrar una sartén para subirme, al menos, con un poco de orgullo a la embarcación de Caronte. El problema está en el gran potencial que tienen las cosas; la vida en general. Sí, una vida frente al mar con un gran terreno para tener a muchos perritos corriendo por ahí (sorry, doglover here), plantar mi propia comida y nunca jamás volver a consumir leche procesada por todos los procesos crueles y asquerosos que representa suena muy romántico. Tampoco suena nada mal agarrar una mochila, largarse a una ciudad bonita, enamorarse de la primera persona que parezca valer la pena y pasar de sus brazos a los de otro a los de otro y trabajar de mesera y tener un lindo tapete de baño y nada más que cerveza y manzanas verdes en el refrigerador. Pero, ¿qué estoy diciendo? Por supuesto que nada de eso es lo que realmente quiero. Obviamente estoy esperando que pase esa next-big-thing que me ponga por encima de toda la gente que conozco; ese acontecimiento que hará que hierva la sangre de quienes no me soportan e iluminará los ojos de quienes no solo me soportan sino también me quieren. Quiero tener el trabajazo, cuerpazo y sobre todo el tiempo para disfrutar de todo lo que los demás están soñando con hacer en sus largas horas de trabajo. Sin embargo, ese gran potencial; ese tener que tomar una decisión, es la proeza más grande que -a mi gusto- exige de alguna forma la vida de adulto. Es ese sentimiento que todas las noches se sienta sobre tu frente cuando estás tratando de conciliar el sueño. Es el Pato Darwing; el chicle que se pega en tu zapato. Ayer, en un momento muy Reality Bites-esco de la vida, platicaba con un gran amigo (y digo gran porque a pesar de la distancia y todos los problemas, probablemente él halló en mí lo mismo que yo hallé en él: la única persona en este mundo a la que le podemos decir lo que sea sin ser juzgados. Somos los únicos en la misma habitación que, por un momento, no se avergüenzan de nada y pueden reconocer todas y cada una de las maneras en que estamos mal sin ir arrastrando un sentimiento de culpa al confesarlo) sobre lo importante que es para algunas personas tomar esa gran decisión de qué hacer y cómo no tomarla también es una decisión. Y yo, con el peso del techo sobre mi pecho (what the hell was that), acostada en el piso lleno de pelos de gato, le daba vueltas al mismo asunto. Le explicaba cómo sentía que me está consumiendo esto de estar feliz y al mismo tiempo sentir que algo estoy haciendo muy mal. Y su mejor consejo fue que si algo me hace feliz, debo de aferrarme por lo mucho o poco que dure. Tal vez no sea el mejor de los consejos, pero comienzo a pensar que para nosotros -los que nos paralizamos de vez en cuando por ninguna razón y lo único que vemos detrás es destrucción- tal vez la única manera de seguir adelante es de la mano de algo bueno. For as long as it goes. Eso, aceptar que no soy el tipo de persona que puede hacer un plan y seguirlo o cambiarlo es la nueva gran decisión. Mientras tanto, ¿dónde puedo pedir unas vacaciones?

jueves, 9 de agosto de 2012

Cómo han pasado los (d)años

Ahhh, qué rico se siente estar de vuelta después de un intento fallido de independizar a mi lado geek de mi lado más *inserte el adjetivo que crea que va mejor aquí porque la autora no encuentra la palabra perfecta*.

No me siento triste por la prematura muerte de La Lonchera de Pandora, probablemente porque también su nacimiento fue inesperado en un arranque de no saber qué hacer con la vida en general. De cualquier forma estoy segura de que trataré de revivir ese proyecto en algún punto de este año, o el próximo, así que please: don't panic. 

Regreso aquí (siempre regreso aquí) cuando me canso de tratar de construirme como se me ocurrió que debía ser ese mes. Este es el único lugar donde no estoy buscando nada; no quiero ser la más cool, ni escribir bien, ni hablar del último acontecimiento que estremeció al mundo entero y, porsobretodaslascosas, porque aquí no se habla de tacones ni minifaldas.

Mucho ha pasado y mi mente, siempre tan linda, ha decidido pasarle la bolita a mi subconsciente para que yo pueda levantarme todos los días y seguir funcionando lo más cercano a lo normal posible.

Primero quiero decir que estoy triste y en un constante estado de negación porque me niego a creer el resultado de las elecciones del pasado primero de julio. Punto y a parte del cochino proceso electoral que deja mucho que desear, lo PEOR ha sido la reacción estúpida de la gente. Están los que inventaron el término pejezombies, luego con los que le encargan la revolución a los demás mientras ellos se ocupan de lo importante (o sea, llegar a tiempo a la oficina para obedecer al reloj checador) pero los más son los apáticos. Esos que están tan hartos de leer de política (pero no del último pantalón de colores que usó Kate Middleton) que no hacen más que quejarse de los demás.

Pero la versión más detestable de estos son los que se sienten con la autoridad de decirle pendejos a los demás por hacer lo que sea, desde marchar hasta dar un RT. No quiero ahondar en el tema porque me voy a poner furiosa recordando todas las veces que me dieron ganas de tirar la toalla al leer las estupideces que salen de la boca de muchas personas. Ay, ¿ven?
Sin embargo, algo aprendí: Más que por una campaña política, más que por un proceso electoral, si perdí a gente en este camino fue por una sola razón: La intolerancia. Y, ¿saben qué es lo que no tolero? Que alguien que está cómodamente sentado en su trasero todo el día me diga que nada de lo que hago tiene sentido.

Porque la amistad, verán, significa que aunque no creamos las mismas cosas, que aunque no nos guste el mismo sabor de helado, podemos respetar que al otro le gusta el de chocochip con chispas de democracia. Y si no, no vale la pena.
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Después de eso solo me queda tratar de reflexionar, en la medida de lo posible, por qué a la gente le encanta complicar las cosas ¿Por qué la necesidad de hacer más grandes las cosas? ¿Por qué el enfoque dramático? ¿De verdad le hace falta tanta emoción a sus vidas que hasta lo más pueril tiene que ser the next big thing?

Un mensaje es un mensaje es un mensaje. Una salida es solo eso. Hablar. Lo que viene. El futuro. Lo que dijiste. Lo que NO dijiste. Qué me voy a poner hoy. Se van a acordar de mi vestido. La imperante necesidad de complicar las relaciones humanas; ¿por qué enredar todo? los familiares, los amigos, los novios, los no novios, los exes, los futuros, los familiares de los exes del futuro del no novio.

O tal vez yo soy la que está haciéndolo todo mal pensando que no todo tiene que ser grande, que no todo tiene que cambiarte la vida. Tal vez le doy demasiado peso a algunas cosas y a otras se los quito por completo.

No sé. Pero eso sí: No me van a ver diciéndole a todos los demás que son unos pendejos por creer que The Newsroom es el mejor programa de televisión jamás hecho.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Para no olvidar jamás

Te quiero porque hay una luz que nunca se apaga. Te quiero por el amarillo, azul y kelly green. Te quiero por una carta hecha a mano. Te quiero por canciones románticas. Te quiero también con las ridículas. Te quiero por un girasol. Te quiero por tus ojos que cambian de color. Te quiero por tu manera torpe de caminar. Te quiero porque me besas la mano cuando me siento mal. Te quiero porque te ríes de mí cuando hablo de mis complejos. Te quiero porque cuando tú te ríes se me olvida todo lo demás. Te quiero cuando te queda grande la camisa y cuando te aprietan las camisetas. Te quiero cuando se te olvida que estás nervioso. Te quiero con tus tenis nuevos y los viejos y tus calcetines disparejos y todos los huecos en ellos. Te quiero decir sí cada vez que me propones algo, lo que sea. Te quiero porque te quedas despierto toda la noche. Te quiero porque aunque duermes poco sueñas mucho. Te quiero porque te gusta la ropa interior de algodón. Te quiero porque te da lo mismo destapar una botella de vino caro o una botella de agua. Te quiero porque no tienes que intoxicarte para estar conmigo. Te quiero, también, cuando te intoxicas. Te quiero porque juegas con mi cabello. Te quiero porque eres más azul que el mar. Te quiero porque eres todas las canciones que me cantas y que te canto. Te quiero porque me dejas enterrar mis pies en la arena. Te quiero porque tienes un perfume que es solo tuyo. Te quiero porque entiendes la importancia de nunca vernos en el baño. Te quiero porque eres puntual. Te quiero porque no olvidas usar la diéresis. Te quiero porque tus manos me moldean. Te quiero porque me escribes cosas hermosas.Te quiero porque me encanta oírte hablar emocionado. Te quiero cuando sabes a jugo de naranja. Te quiero cuando me susurras cosas lindas al oído. Te quiero más cuando me susurras cosas que no le dirías a nadie más. Te quiero después de que te lavas los dientes. Te quiero recién bañado o bajo los rayos del sol. Te quiero cuando estás derrotado. Te quiero cuando se te ocurre cortarte el cabello de una forma diferente y siempre se te termina viendo igual. Te quiero con brazos largos o cortos. Te quiero cuando triunfas. Te quiero cuando olvidas llamarme por teléfono. Te quiero cuando tienes un detalle conmigo. Te quiero cuando me sorprendes. Te quiero cuando vamos al cine. Te quiero cuando la única luz del cuarto es la del estéreo. Te quiero cuando me decepcionas. Te quiero; y tú eres tú y yo soy yo.

domingo, 20 de mayo de 2012

No es el día de mi cumpleaños

Empecemos por el hecho de que hace tanto que no entraba a escribir algo aquí que no había notado todos los cambios, y de ahí podemos partir a todo lo que ha cambiado en mi vida desde el año pasado.

A unas horas de cumplir 25 años y después de algunas semanas (o tal vez meses) de enfrentarme cara a cara con las situaciones más difíciles de mi vida adulta, aquí estoy escuchando canciones que hace 10 años me hacían feliz mientras escribo y trato de ordenar todo lo que quiero decir y no sé cómo.
Voy a empezar por decir que ya reconozco que soy de esas personas que se alimentan de la nostalgia. Y que esta línea de Midnight in Paris no la olvidaré jamas:

Nostalgia is denial - denial of the painful present... the name for this denial is golden age thinking - the erroneous notion that a different time period is better than the one ones living in - its a flaw in the romantic imagination of those people who find it difficult to cope with the present. 

Y no es que mi presente sea necesariamente malo; de hecho no lo es. Pero hay ciertos tipos de nostalgia, así como hay diferentes tipos de tristeza. Está la nostalgia por los good old days, que si cierro los ojos y pienso en ellos, me topo con un collage de recuerdos de mi niñez y adolescencia que no cambiaría jamás. También está la nostalgia  lost&found y es la que engloba todas las ganas de volver a sentir algo por primera vez; como el primer amor o la sensación de manejar tu primer coche, así como la nostalgia por lo que alguna vez sentiste y ya no sientes más, como fe en la humanidad o en la religión, así como las ganas de poder recuperar la simple capacidad de poder confiar en alguien, completamente, otra vez.

También está la nostalgia por los días en que uno no sentía nostalgia, la metanostalgia, pero de esa no queremos hablar porque cada vez que alguien utiliza la palabra -meta-, un unicornio bebé pierde su cuerno.

Hace un año me encontraba en un momento muy extraño de mi vida. Después de una relación no sé si larga, pero definitivamente tormentosa, me enfrentaba al mundo de nuevo pero esta vez sola. Me enfrentaba a un mundo en el que todas mis amigas de la prepa se estaban graduando y yo todavía no veía la luz al final del tunel. Tenía un trabajo que me encantaba, un par de zapatos plateados y ni una puta idea de qué iba a hacer con mi vida.

Y así siguen las cosas. Tengo un nuevo trabajo que también me encanta, aún conservo mis zapatos plateados y si les vuelvo a decir que no tengo idea de qué voy a hacer con mi vida una vez más se me van a llenar de lágrimas los ojos.

Me cambié de ciudad y encontré lo que estaba buscando. Encontré en medio de todo el ruido la paz que me hacía falta; volverme una hormiguita más en el transporte público me quitó un peso de los hombros que no puedo describir. Aprendí a amar los tacos de canasta, los domingos por la mañana y descubrí que, contrario a lo que había creído toda mi vida, tener un departamento alfombrado es lo peor del mundo.

Mi vida se compone de descubrir que lo que creía estaba mal, de decepciones, de cicatrices en las rodillas, de momentos extraordinarios, de anécdotas tan graciosas como jodidas, pero no me puedo quejar. Este "primer tercio de mi esperanza de vida" ha sido de lo más intenso, maravilloso, sucio, torpe y hermoso. Y me encanta.

Aún ahora, en estos momentos en que mi silla es lo único que me separa del suelo, me gusta poder estirar los pies y pensar que si he superado todas las pruebas anteriores, esta nueva etapa de mi vida no debe ser mayor problema. Y si es la mitad de increíble de lo que ha sido mi vida hasta ahora, realmente no puedo quejarme.